La oposición a los transgénicos en Europa se basa en la política y no en la ciencia

Un artículo publicado en la página del Parlamento del Reino Unido destaca que el reglamento de la UE sobre alimentos modificados genéticamente se basa en decisiones políticas y no en la ciencia como cabría esperar.

Transgénicos en el Reino Unido

El Comité de Ciencia y Tecnología del Reino Unido condena las normas comunitarias relacionadas con el proceso de autorización de los alimentos modificados genéticamente, asegurando que se está politizado y no tiene en cuenta el punto de vista científico. Este comité ha emitido un informe en el que se aboga por dar luz verde a los cultivos transgénicos, condena los retrasos regulatorios provocados por la aplicación del principio de precaución al considerar que la evidencia científica sobre la seguridad que ofrecen es insuficiente, no concluyente o incierta.

Andrew Miller, presidente de este comité, remarca que la oposición a los transgénicos en Europa se basa en la política y no en la ciencia, asegura que la evidencia científica es muy clara y que los alimentos modificados genéticamente no representan un riesgo para los seres humanos, los animales o el medio ambiente. Argumenta que los cultivos modificados genéticamente son equivalentes, se aferra al principio de equivalencia sustancial, es decir, si un alimento transgénico cuya equivalencia en peso, imagen y contenido nutricional es similar a la de un alimento tradicional, es totalmente seguro. Quizá sería interesante esperar a conocer los resultados de Factor GMO, el estudio que se realizará durante tres años sobre la seguridad que ofrecen estos alimentos.

En el informe que ha emitido el Comité de Ciencia y Tecnología del Parlamento del Reino Unido se asegura que el sistema regulador de alimentos modificados genéticamente de la Unión Europea permite a los países opositores a la investigación sobre transgénicos bloquear el crecimiento en este área de otros países, provocando que las investigaciones se desarrollen fuera de Europa y poniendo en peligro la capacidad del Reino Unido para ser un referente en el desarrollo de alimentos transgénicos. Por esta razón cree necesario que se lleve a cabo una reforma normativa por necesidad, indicando que hay que nacionalizar las decisiones sobre la alimentación y seguridad de los cultivos.

Andrew Miller explica que los transgénicos son una herramienta valiosa e indispensable para poder luchar contra el hambre en el mundo utilizando menos recursos, algo que es discutido por otros investigadores y grupos ambientalistas. Quizá hay que recordar que el maíz transgénico ya no es lo que era, además se demuestra que no es más sostenible para el medio ambiente que el cultivo tradicional debido a que ha provocado que los insectos generen resistencia, tampoco es más rentable debido a los refugios que se deben habilitar para frenar esta resistencia y que se traduce en pérdidas, el coste de las semillas o la productividad limitada. En este sentido hay que recordar las palabras de Pere Arús, investigador agroalimentario del IRTA, el experto explicaba que el maíz transgénico podía ser hasta un 15% más productivo que el convencional sobre todo si existen plagas, pero en ausencia de plagas la productividad es similar al maíz convencional.

Según leemos aquí, Owen Paterson, ex-Ministro que está totalmente a favor de los alimentos modificados genéticamente, explicaba en una conferencia celebrada en Sudáfrica que las políticas de la Unión Europea y de Greenpeace en cuestiones de transgénicos condenarán a millones de personas a sufrir hambre, pobreza y subdesarrollo. Se aboga por erradicar del debate sobre transgénicos los mitos y la desinformación, facilitar que las personas puedan tener acceso a las evidencias reales al margen de las ideologías. Quizá hay que recordar que la desinformación ha sido provocada por las empresas biotecnológicas, retomamos las palabras de Mairead McGuinness, miembro del Parlamento Europeo que trabaja en el comité agrícola, declaraba en su momento que la falta de información pública ha provocado que se socave la fe en la ciencia y por tanto en los alimentos modificados genéticamente.

Alimentos modificados genéticamente en el Reino Unido

El informe pretende dejar claro que el retraso de la aprobación de los alimentos modificados genéticamente en la Unión Europea se debe a cuestiones y desacuerdos políticos, no a desacuerdos sobre la calidad de las evaluaciones de los posibles riesgos, recordemos que la EFSA ha emitido mayoritariamente informes que avalan diferentes variedades de alimentos transgénicos, asegurando que no suponen ningún riesgo para la salud o el medio ambiente. En el mencionado informe se apostilla que existe un claro consenso entre los investigadores de distintas disciplinas sobre los cultivos modificados genéticamente, genética, toxicología o ecología (no tenemos muy claro que esta última disciplina se posicione a favor).

El Comité de Ciencia y Tecnología identifica tres grandes errores en el régimen regulador de la Unión Europea, el primero es que las actuales regulaciones se basan en la suposición de que los transgénicos tienen un mayor riesgo que los cultivos producidos mediante otras técnicas. Se trata de un enfoque basado en procesos que no reconoce que el riesgo planteado por un cultivo poco tiene que ver con cómo se hace, sino con las características que muestra y cómo se utiliza en el campo. El segundo error es que se evalúan los riesgos planteados pero no se equilibran con los beneficios potenciales que pueden ofrecer para productores, consumidores y el medio ambiente, por lo que se trata de un proceso unilateral que envía un mensaje engañoso a la opinión pública sobre el verdadero valor y potencial de los alimentos modificados genéticamente.

El tercer error apuntado es la normativa vigente que impide renacionalizar las decisiones de un país sobre cultivar o no, alimentos transgénicos. Esto es algo que no entendemos dado que en el mes de enero se votó en el Parlamento Europeo a favor de la nueva ley en la que cada Estado miembro puede prohibir o restringir el cultivo de transgénicos en su territorio, pero también lo contrario, pudiéndose abrir las puertas a nuevas variedades. Por otro lado, dicha ley facilitará la tramitación de autorizaciones de nuevos transgénicos a nivel europeo, por lo que este tercer punto argumentado por el mencionado comité tiene poco sentido. Merece la pena leer este artículo publicado en la página del Parlamento del Reino Unido, da la impresión de que sean ajenos a las nuevas noticias.

Foto 1 y 2 | UD Carvel REC

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