El cambio climático obliga a un cambio de dieta

‘Cambio climático, cambio de dietas’ es el título de un nuevo estudio realizado por el Instituto Real de Asuntos Internacionales, en el que se destacan los problemas y las posibles soluciones que se pueden adoptar para lograr reducir el consumo de carne y así mantener el calentamiento global por debajo de los 2º C. El cambio climático obliga a un cambio de dieta, pero para ello es necesaria una implicación de los Gobiernos del mundo, las instituciones científicas, las empresas, organizaciones y consumidores.

Reducir el consumo de carne

Hoy conocemos un estudio desarrollado Chatham House (Instituto Real de Asuntos Internacionales), organización no gubernamental sin ánimo de lucro que trabaja para construir un mundo sostenible, próspero y justo, en el que se concluye que el cambio climático obliga a un cambio de dieta a nivel mundial, haciendo hincapié en la necesidad de reducir el consumo de carne para intentar mantener el calentamiento global por debajo de los 2º C. Recordemos que este es uno de los objetivos que se abordan en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se celebra en París, siendo una de las principales líneas de defensa acordada a nivel internacional, para evitar futuros impactos climáticos de gran envergadura.

Según la investigación, el apetito por la carne es un importante motor del cambio climático, ya que el sector ganadero contribuye en el 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero, equivalente a las emisiones generadas por todos los vehículos del mundo. Se apunta que el consumo mundial de carne ha alcanzado niveles que no son nada saludables para el planeta y además sigue aumentando de forma imparable, calculando que su consumo a nivel mundial aumentará más de un 75% para el año 2050. En los países industrializados el consumo medio duplica lo que se considera saludable por los expertos, además de contribuir de forma significativa en el cambio climático, es un alimento decisivo en el aumento de las enfermedades no transmisibles como el cáncer, la diabetes tipo 2, la obesidad, etc.

Un cambio en la dieta reduciendo el consumo de carne podría reducir hasta en un 25% las emisiones de gases de efecto invernadero, algo necesario para poder evitar que el aumento de las temperaturas a nivel mundial supere los 2º C. Sin embargo, y a pesar de que muchos Gobiernos son conscientes de que es necesario abordar temas como el consumo de carne y el cambio hacia dietas más saludables, temen las repercusiones económicas de estos cambios, por lo que sus actuaciones son comedidas y poco significativas. A esto hay que sumar la escasa conciencia pública sobre el problema, la razón es que la población siente poca presión por el problema y por ello no participan en la solución de forma más activa.

En el estudio se apunta que existe una brecha en la conciencia pública de la relación entre la producción ganadera, el cambio climático y la dieta, destacando que la sensibilización por sí sola no será suficiente para lograr un cambio en la dieta de las personas, Es necesario y crucial una política gubernamental que pueda mejorar la eficacia de las acciones que se lleven a cabo para la reducción del consumo de carne. Los expertos del Chatham House consideran que los Gobiernos deben actuar y liderar, ya que según la investigación, existe una creencia general en todas las culturas y continentes, que el papel de los Gobiernos es importante a la hora de abordar el consumo insostenible de carne.

Recordemos que algunos expertos como Jeremy Rifkin, consideran que la carne es el alimento menos eficiente para alimentar a la humanidad. A la emisión de gases de efecto invernadero hay que sumar la gran cantidad de terreno cultivable que utiliza la producción ganadera, la limitación de la producción de alimentos vegetales más saludables para la humanidad, el enorme gasto de agua, un preciado recurso que en muchos países cada vez es más escaso, etc.

Los investigadores del Instituto Real de Asuntos Internacionales consideran que aunque se trata de un tema bastante complejo, el mensaje que se transmita a la población debe ser simple y directo, ya que se suele responder mejor a este tipo de mensajes. Es necesario orquestar campañas informativas que sean sencillas pero impactantes en relación a la necesidad de realizar un cambio en la dieta, en este mensaje general se ha de hacer especial hincapié en la reducción de la ingesta de carne. Se valora que la información que se libere, proceda de fuentes de confianza, algo que contribuiría a lograr alcanzar mejor el objetivo, en este caso se habla de los Gobiernos. Si bien la confianza en los Gobiernos varía de forma significativa según el país, se considera que son la fuente informativa más confiable en todos los países.

Carne y medio ambiente

En el estudio se recomienda llevar a cabo debates nacionales sobre el consumo de carne, ya que el aumento de la conciencia pública sobre los problemas que derivan de la producción ganadera y consumo de productos animales, podría contribuir a romper este ciclo de inercia y actuación limitada ante el problema. Se considera necesario que intervengan los Gobiernos, las comunidades científicas, las empresas y la sociedad civil. Cambiar la dieta obliga a llevar a cabo estrategias integrales en diferentes sectores, todo un conjunto de acciones que lograrían hacer llegar a los consumidores un mensaje efectivo, que la reducción del consumo de carne es beneficiosa y los Gobiernos se toman muy en serio el asunto, esta percepción es inexistente en la actualidad.

Sobre la importancia de reducir el consumo de alimentos derivados de los animales se habla desde hace varios años, se han publicado muchos estudios sobre el tema destacando que es algo esencial para poder frenar el cambio climático, varias organizaciones han realizado campañas de concienciación, pero los resultados son poco significativos. Lo cierto es que es un tema complicado de abordar, ya que la carne tiene un significado muy particular, una buena parte de los consumidores americanos consideran que comer carne forma parte de su cultura, y no creen que sea necesario cambiar nada, en Brasil la barbacoa es un evento cultural de gran calado, resulta complicado que renuncien a ella, en China el consumo de carne crece imparable y en algunos aspectos se relaciona con el desarrollo y el estado de bienestar. La carne tiene importantes connotaciones culturales instauradas en las sociedades, por lo que es un tema complicado, de ahí que se requiera la participación de los Gobiernos para intentar frenar el consumo de este alimento.

En el estudio titulado Cambio climático, cambio de dietas, se apunta que los sistemas alimentarios a nivel mundial son responsables de hasta el 30% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero, este estudio se ha realizado tomando los datos de 12 países, aunque brindando especial atención a cuatro, Estados Unidos, Reino Unido, Brasil y China. Se han realizado encuestas para conocer cuáles son los factores de motivación existentes detrás del consumo de carne y productos lácteos, también se ha analizado el conocimiento de la población sobre las causas del cambio climático.

En la investigación se destaca que existe una gran brecha educativa cuando se trata la relación consumo de carne y emisión de gases de efecto invernadero, los consumidores creen que es más relevante el embalaje de los alimentos derivados de los animales que el propio alimento. Muy pocos consumidores son conscientes de que la producción animal y los cultivos asociados contribuyen casi a un tercio de la deforestación mundial, cuando se habla de carne se apunta al ganado vacuno como mayor contribuyente en las emisiones, pero también participan el resto de animales producidos por el hombre, como pollos, cerdos, ovejas, etc.

El estudio es interesante y llega en un momento en el que se habla más del tema por la celebración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, pero ¿servirá de algo? Se han presentado investigaciones mucho más complejas y metódicas advirtiendo sobre el problema, podemos recordar uno de los últimos informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), en él se concluye que un cambio en la dieta podría reducir significativamente la emisión de gases de efecto invernadero, ¿ha servido de algo?

A través de este enlace (Pdf) podréis conocer al completo la investigación realizada por Chatham House, encontraréis que la lectura es muy interesante.

Foto | Anthony Albright

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