El riesgo de llevarse la comida sobrante del restaurante a casa

Algunos restaurantes del Reino Unido no están de acuerdo en proporcionar bolsas a sus clientes para que puedan llevarse las sobras del menú, sobre todo los que cuentan con estrellas Michelin, ya que el comensal no puede disfrutar de la comida en su punto. En Australia algunos restaurantes argumentan que existe un gran riesgo de toxiinfección alimentaria por llevarse la comida sobrante del restaurante a casa y quieren que los clientes firmen un documento en el que se indica que se la llevan bajo su responsabilidad.

Volsas para llevarse las sobras del restaurante

A principios de año hablábamos de una nueva ley que obliga a los restaurantes franceses que sirven entre 150 y 200 comidas diarias, a proporcionar bolsas a los clientes para que se puedan llevar las sobras, es decir, la comida que pensaban dejar en el plato. Con esta medida se pretende concienciar a la población sobre lo irresponsable que es tirar comida, contribuyendo a incrementar el desperdicio alimentario. Esta es una medida que ya se aplicaba en otros países aunque no por ley, algunos restaurantes de forma voluntaria han ofrecido la posibilidad de que sus clientes se lleven las sobras, concienciados con el grave problema del desperdicio alimentario, pero la realidad es que no han sido muchos los clientes que se las han querido llevar.

En países como el Reino Unido, algunos establecimientos como el Restaurante Gymkhana o el Restaurante Sketch, ambos con estrellas Michelin, no permiten que los comensales se lleven las sobras a su casa, algo que algunos consideran un error y otros lo justifican. Algunos chefs y gerentes de restaurantes tienen un exceso de celo con la comida que elaboran y que escapa a su control. Si un chef con reputación, prepara una comida, quiere que el comensal la disfrute en su mejor momento, recién cocinada, pasadas unas horas la comida no estará en su punto y aparecen riesgos de conservación que podrían provocar una toxiinfección alimentaria.

Los restaurantes mencionados tienen la política de no facilitar bolsas para que los clientes se lleven lo que no se han comido, aunque la verdad es que deben ser casos puntuales, ya que quien visita un restaurante con dos estrellas Michelin como Sketch, no suele dejarse la comida en el plato, sea por disfrutarla o por el precio del menú. Según leemos aquí, es posible que en los comedores caros cueste aplicar este tipo de políticas para reducir el desperdicio alimentario, ya que no encaja con el alto standing y el aire sofisticado de estos establecimientos.

Según una encuesta realizada por la Asociación de Restaurantes Sostenibles (SRA) del Reino Unido, un 25% de los comensales de este país se sienten avergonzados por el hecho de tener que solicitar llevarse las sobras, aunque siempre se puede utilizar la excusa de que es para dar de comer a la mascota. Claro, que no se tiene la misma percepción con una pizza, son muchos los que se dejan parte de una pizza y se la comen al día siguiente fría o recalentada.

Mientras que en los restaurantes de Estados Unidos utilizar las bolsas para llevarse las sobras es algo estandarizado, en otros países algunos establecimientos no quieren ni oír hablar del tema y aluden al riesgo de llevarse la comida sobrante del restaurante a casa, es el caso de Australia. Muchas personas consideran que es un derecho, algo lógico porque han pagado esa comida, pero cada vez más restaurantes australianos se niegan a facilitar esas sobras en contenedores o bolsas de papel, por otro lado no existe una ley que les obligue a ello.

Desperdicio alimentario

Los expertos en salud de ese país advierten que existen riesgos potenciales si se comen estas sobras en casa, ya que las condiciones de la comida son óptimas para el crecimiento bacteriano y por tanto se puede producir una toxiinfección alimentaria. Por ello se sugieren medidas como la de fechar las bolsas y proporcionar a los comensales instrucciones sobre cómo almacenar y recalentar la comida sobrante de un modo seguro. Algunos establecimientos van más allá y a quien quiere llevarse las sobras, se les facilita un documento de renuncia legal que deben firmar, si tienen algún problema por comerse la comida, los restaurantes no serán culpables de ello.

Aquí leemos qué se recomienda a los clientes para reducir el riesgo de sufrir una toxiinfección alimentaria: que la comida sobrante debe ser refrigerada en un plazo máximo de dos horas, cualquier resto de comida que no se haya refrigerado en el tiempo indicado debe ser desechada, los alimentos deben recalentarse a una temperatura mínima de 75 grados centígrados… en definitiva, hay que seguir los consejos sobre seguridad alimentaria en cuanto a preparación, manipulación y almacenamiento de los alimentos.

Aunque algunos restaurantes australianos son reacios a proporcionar envases para que el comensal se lleve la comida sobrante de su plato, los consumidores tienen derecho a llevársela siempre que no les importe correr el riesgo de sufrir una intoxicación alimentaria. En Francia se considera que con la medida de obligar a los restaurantes a proporcionar bolsas a los clientes, se reducirá hasta en un 50% el desperdicio alimentario que se genera en los restaurantes, pero no se ha hablado de los posibles riesgos que corren si no llevan a cabo las oportunas prácticas de seguridad alimentaria. Ya veremos si esta medida provoca el aumento de las intoxicaciones alimentarias o si por el contrario, las estadísticas se mantienen.

1 comentarios

  • Máximo - abril 2, 2016 - 08:21
    #1

    Una anécdota. En Madrid hay (o había) un restaurante que se llama Edelweiss, cocina alemana y centro-europea, donde además del codillo otra de sus especialidades es el goulash. Las raciones muy generosas, servidas en cazuela de cobre, pero que en algún caso no puedes compartir pero te apetece comerlo, pues está muy bien elaborado. En la mesa de al lado un señor, muy fino (referente a lo de la vegüenza) dijo que si podía llevarse el goulash porque tenía un perrito y se lo daba (me imaginé al pobre perrito comiendo el goulash). A mi también me sobró, dije que yo no tenía perrito que era para mí, si me lo podía llevar. Una sopa, pues no me la llevo, pero un buen arroz, un buen plato de guiso, pues sí porque en casa está prácticamente igual de bueno (falta el ambiente nada más).

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