¿Informar por medios digitales sobre los ingredientes transgénicos en los alimentos es factible?

En julio del año pasado se aprobó en Estados Unidos la Ley Federal del etiquetado transgénico, nueva reglamentación que permite a la industria alimentaria informar al consumidor sobre la presencia de materias primas modificadas genéticamente en los alimentos que adquiere a través de diferentes canales, texto, códigos QR, símbolos, códigos de barras, enlaces digitales, un teléfono de atención al cliente o en el envase del producto alimentario (opción que muy pocas empresas utilizarán). Para algunas organizaciones y activistas, muchas de estas opciones informativas no suelen ser utilizadas por la mayoría de consumidores, considerando que es una ley hecha a medida de las empresas que reduce la transparencia informativa.

Para muchos es más simple, claro y directo incluir la información sobre la presencia de transgénicos en los envases de los productos alimenticios en vez de tener que utilizar el resto de opciones antes indicadas, para las empresas es un alivio, ya que evitan tener que realizar modificaciones y no tienen que poner en las etiquetas el mensaje ‘materias primas transgénicas’. El caso es que el pasado mes de julio podíamos saber que el USDA estaba esperando recibir un estudio de factibilidad sobre las propuestas de comunicación que se recogían en el borrador de la nueva legislación, pues bien, con los resultados del estudio en la mano, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos concluye que informar por medios digitales sobre los ingredientes transgénicos en los alimentos es factible, aunque también reconoce que plantea grandes desafíos.

El informe ha sido elaborado por la consultora Deloitte por encargo del USDA, en él se concluye que la industria alimentaria debe trabajar con las partes interesadas para abordar esos desafíos que, aunque significativos, se pueden salvar para poder informar sobre la presencia de transgénicos a través de códigos QR u otra tecnología digital. Deloitte comenta que el uso de los enlaces electrónicos y digitales presenta nuevas oportunidades y desafíos para los consumidores que quieren acceder a la información sobre los alimentos que adquieren. Pero se puede comprobar que en el estudio se reflejan toda serie de inconvenientes, siendo algo contradictorio decir que son retos que se pueden superar.

En este estudio se han analizado los datos de más de 150 observaciones y se ha realizado una encuesta a casi 1.000 estadounidenses de todo el país (número pequeño de participantes) para poder identificar posibles retos asociados al acceso a la información a través de un enlace electrónico o digital, opciones por las que la mayoría de los fabricantes apuestan para evitar lo que consideran un espacio valioso en la etiqueta de los productos, aunque lo que en realidad pretenden algunos es hacer menos accesible la información a los consumidores. De hecho, muchas organizaciones denuncian que la mayoría de consumidores no tienen tiempo o no saben cómo consultar online esa información adicional de los alimentos cuando están realizando las compras.

Volviendo al estudio, se reconoce la existencia de retos importantes en el uso de la divulgación digital, pero se concluye que la mayoría de consumidores podrían acceder a esa información ya que existen los medios y las herramientas adecuadas para ello. El mayor reto señalado por el estudio en lo que respecta a la divulgación digital son los enlaces digitales, Deloitte comenta que no están inherentemente asociados a la información adicional de los productos alimenticios, la mayoría de los consumidores encuestados creen que estos enlaces son para el uso de la industria, es decir, herramientas publicitarias.

El estudio concluye que un 12% de los consumidores se enfrentan a problemas para acceder a equipos que puedan escanear los enlaces digitales, por otro lado, el 85% de los consumidores que cuentan con un smartphone, tienen complicaciones con las aplicaciones independientemente de la comodidad que experimenten con la tecnología, es decir, se atribuyen estos problemas a la gran variedad de aplicaciones existentes. Es más, si los consumidores cuentan con el equipo y los conocimientos necesarios, el 20% de los establecimientos del país no cuentan con wifi en la tienda, algo que se considera necesario para garantizar que los consumidores puedan tener acceso a esa información sobre la presencia de transgénicos en los alimentos, u otras cuestiones.

El Centro de Seguridad Alimentaria (Center for Food Safety), organización sin ánimo de lucro que trabaja para proteger la salud humana y el medio ambiente, restringiendo el uso de tecnologías nocivas de producción de alimentos y promoviendo las formas orgánicas y otras formas de agricultura sostenible, demandó en su momento al gobierno exigiendo que se dieran a conocer los resultados de este estudio que fue entregado al USDA el pasado 28 de julio. La revelación de los resultados es para el CFS un triunfo, ya que se demuestra que el sistema es complicado para los consumidores y permitirá a las empresas ocultar la información sobre los ingredientes modificados genéticamente tras un código QR o un sitio web, algo que consideran discriminatorio e inviable.

Cierto es que resulta más sencillo y transparente mostrar la información en el envase, en el etiquetado, claro, que también se puede acceder a la información por los canales digitales, pero no tiene sentido que cada producto que se adquiera deba ser comprobado, la pérdida de tiempo es elevada. Además, una buena parte de la población no utiliza estas vías informativas y posiblemente no las utilice, por lo que debería ser obligatorio reflejar la información en el envase del producto, un pequeño logo no supone una gran pérdida de espacio y los consumidores lo pueden identificar fácilmente y de una forma mucho más directa.

El estudio señala que las alternativas no online son necesarias para los consumidores que carecen de un dispositivo, pero también destaca que instalar escáneres en todas las tiendas para facilitar el acceso a la información (como ya se ha barajado), podría ser prohibitivo para los pequeños comercios. Son muchos los puntos que se señalan y que demuestran que la mejor opción es incluir la información en el envase de los alimentos. Deloitte señala, como hemos comentado, que a pesar de todos los problemas señalados, la mayoría de los consumidores pueden acceder a la información, esto se puede interpretar como un intento de favorecer y avalar al USDA y a la industria alimentaria.

Los investigadores de la consultora creen que los problemas se pueden superar con campañas educativas eficaces, que ayuden a los consumidores a acceder a la información y a comprenderla, esto es un absurdo y un intento de no reconocer que la medida más eficaz y directa es la información en el paquete alimenticio. El caso es que ya se están planeando campañas de este tipo para cuando entre en vigor la ley, así como la inclusión en los envases de mensajes como “Escanear aquí para obtener más información sobre los alimentos”. Vaya, esta frase es mucho más larga que “Contiene transgénicos”, parece que en este caso no preocupa el valioso espacio del etiquetado.

El estudio concluye que es factible el uso de medios digitales para que los consumidores puedan obtener la información, siempre que el USDA y las partes interesadas trabajen para asegurar su accesibilidad. El informe de Deloitte que podéis consultar a través de este enlace (Pdf) es extenso, pero merece la pena darle un vistazo para sacar cada uno sus conclusiones.

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