¿La verdadera comida del futuro es la proteína de insectos de cultivo celular?

Según las conclusiones de un grupo de investigadores de la Universidad de Tufts, la verdadera comida del futuro es la proteína de insectos de cultivo celular, alimento que aúna diferentes ventajas procedentes de la producción de carne de cultivo celular, de la producción de insectos, de la modificación genética, etc.

carne de insecto de cultivo celular

En los últimos años han aparecido diferentes soluciones alimentarias para reducir los efectos de la ganadería en el calentamiento del planeta y su degradación, que se produzca pérdida de biodiversidad, deforestación, limitación de recursos como el agua y la tierra, etc. Se ha propuesto seguir una dieta vegetal reduciendo o eliminando el consumo de carne, trabajar para la producción y consumo de carne procedente del cultivo celular, producir insectos para convertirlos en alimentos ricos en proteínas, modificar genéticamente plantas y animales para que sean más productivos y liberen menos gases de efecto invernadero, etc.

¿Cuál es la mejor solución? Según un grupo de investigadores de la Universidad de Tufts (Estados Unidos), una combinación de todo daría como resultado la verdadera comida del futuro, es decir, la proteína de insectos de cultivo celular. Los expertos aseguran que sería una alternativa verde superior a las propuestas hasta el momento, proteína de insecto cultivada a partir de células modificadas genéticamente para rentabilizar aquellas características de interés como los valores nutricionales, la mayor rentabilidad, el sabor, etc., y que serían alimentadas con materias primas vegetales.

Hasta la fecha se han planteado soluciones como la de producir animales genéticamente modificados para que sean más productivos y generen menos gases de efecto invernadero (sobre todo metano) como consecuencia de su proceso digestivo. Claro, que también se podría optar por soluciones como proporcionar a los animales un suplemento a base de un tipo de alga roja (Asparagopsis taxiformis) que interrumpe prácticamente en su totalidad la acción de las enzimas utilizadas por las bacterias presentes en la flora intestinal y que son responsables de la producción de metano.

Pero no son soluciones, ya que los animales consumen una gran cantidad de recursos, sobre todo tierra y agua, merece la pena recordar que se calcula que el 26% de la tierra cultivable del mundo es utilizada para el pastoreo del ganado, y un 33% se destina al cultivo de productos para la alimentación animal. A esto hay que añadir que la ganadería y todo lo que la rodea se asocia al consumo del 70% de los recursos de agua dulce. Ante estos datos parece obvio que por mucho que se reduzca la liberación de gases de efecto invernadero, modificar genéticamente a los animales no es la solución para garantizar la seguridad alimentaria del futuro.

Alimentos del futuro

Los investigadores comentan que para quienes disfrutan del sabor de la carne, las alternativas vegetales elaboradas con soja u otros alimentos de origen vegetal no son del todo la solución, tanto por la falta de distribución como por la gran cantidad de recursos que consumen, a esto hay que añadir que también generan una gran cantidad de gases de efecto invernadero que favorecen el cambio climático, recordemos que algunos estudios demuestran que ciertos alimentos básicos cultivados de forma convencional, como la soja, el arroz, el maíz, el aceite de palma y el trigo, generan más emisiones de gases de efecto invernadero que los producidos de forma individual por casi cualquier país del mundo, de ello hablábamos aquí.

Sobre la producción de insectos comestibles, el mayor contratiempo es el rechazo de los consumidores por varios motivos, sobre todo por el denominado factor asco, factor que provoca automáticamente el rechazo del alimento experimentando una sensación de repulsión. No importa su alto contenido en proteínas similar al de la carne, o que se integren en forma de polvo (harina de grillo) para elaborar pasta u otros productos, que sean consumidos de forma habitual en otros países, etc., no son un producto de fácil aceptación.

Respecto a la carne procedente del cultivo celular, los investigadores consideran que parece una buena opción por el ahorro de tierra y agua y por la considerable reducción de los gases de efecto invernadero, a esto podíamos añadir que se trata de una carne libre de antibióticos, hormonas y otras sustancias indeseables, que se evita el maltrato animal, etc., de ahí que sus creadores consideren que se trata de carne limpia, segura y sostenible. Sin embargo, los expertos consideran que este sistema de producción puede requerir más energía y recursos que la ganadería tradicional, sobre esta cuestión han aparecido algunos estudios.

Sustituir la carne por alimentos vegetales

Por tanto, se apuesta por las proteínas o carne de insecto de cultivo celular como la mejor solución por varios motivos. En comparación con las células cultivadas de origen animal, las de insectos necesitan menos recursos y menos control ambiental, es más fácil y más barato llevar a cabo una producción a gran escala, ya que las células se desarrollan con facilidad en medios de crecimiento que resultan económicos, como fórmulas a base de levaduras o soja, las células pueden crecer libremente flotando en suspensión en el medio de crecimiento, algo que no ocurre igual en el cultivo de células musculares animales, que deben ser fijadas en una sola capa sobre la superficie de crecimiento. Son varias las ventajas que se le otorga a este denominado alimento del futuro, como poder otorgar nuevos sabores imitando a la carne de marisco debido a su proximidad evolutiva, lo que haría más fácil su aceptación.

Este alimento del futuro no estaba entre las predicciones del informe ‘Future of Food Report’ presentado por Sainsbury’s, para rizar el rizo y tomando como referencia estas predicciones, sólo haría falta añadir que en un futuro aún más lejano, los consumidores producirían su propia carne de insecto con sabor a marisco. En definitiva, que por imaginar y barajar propuestas que no quede, pero los problemas para garantizar la seguridad alimentaria del futuro se han de empezar a solucionar ahora, todo tiene su trayectoria y sin una evolución adecuada no se podrá llegar a ese alimento de futuro.

Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la revista científica Frontiers.

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